domingo, 4 de enero de 2009

Lo fácil en lo ingenuo: Israel y Hamas


Sólo quiero esbozar una opinión sobre la situación en el medio oriente con Israel y Palestina. Es claro que todos condenamos las acciones militares violentas y que nunca es deseable que se llegue a estas condiciones, pero creo que es necesario -como expresé en un post anterior- no dejarnos llevar por la primera reacción, por la más fácil: aquella que pide la eliminación inmediata de las riñas, como si a punta de gritos y ruegos se lograra tal cometido.

Lo más sencillo y común hoy en día es gritar a los cuatro vientos que “la invasión es mala! Israel es malo! Pobre Palestina!”. ¿De qué nos sirve eso? No sólo no sirve de nada, sino que además es muy irresponsable, porque se escapa del análisis profundo y serio que realmente nos va a ser útil para aclarar la situación y guiarla por un mejor camino. No abogo por Israel, ni estoy de acuerdo con la invasión armada, pero considero que hay más de un punto que tendríamos que tomar en cuenta para darle real luz al problema.

¿Por qué actúa Israel así? Hasta hace poco tiempo existía una tregua entre Israel y Palestina, tregua que había durado 6 meses y que fue rota unilateralmente por el grupo Hamas, exigiendo que Israel cumpla con las condiciones con las que se habían comprometido. Lo cierto que es esta ‘tregua’ nunca se dio más allá de los discursos. En la práctica, los problemas seguían ocurriendo de ambos lados, no sólo de uno, como pretendió pintarlo el grupo armado Hamas, y como todos apaciblemente quisieron creer. Israel había incursionado militarmente en territorio de Gaza y se había impuesto el bloqueo a la población. La política de expansión nunca se detuvo. Por otro lado, el grupo armado Hamas había continuado lanzando sus misiles a territorio de Israel, y se había negado a liberar a presos israelíes que debían haber sido devueltos a su tierra de acuerdo a lo pactado.

Es precisamente la ruptura de la tregua la que incitó a Israel a amenazar con invadir Gaza si es que no se detenían los bombardeos de Hamas, que hoy son pintados como inofensivos y juguetones, como si se tratara de una simple guerra de comida a la que se ha respondido con granadas. Y es que tiene que quedar claro que Hamas sigue siendo una organización terrorista que ha intentado disfrazarse de ‘nuevo partido político’ para ganarse la simpatía de varios ingenuos y convenidos intelectuales y políticos europeos. Lo más fácil para el político es posar para la cámara y anunciar que está de parte del cordero, y que el lobo feroz debe quedarse en su guarida. Se proclama a un malo y a un bueno, como si fuera tan sencillo. “No bombardeen! Paz y amor!” Se olvida deliberadamente la responsabilidad que cargan sobre sus hombros para pronunciarse sobre el tema y estudiarlo seriamente. La invasión de Israel es indeseable, ¿pero está totalmente injustificada? Israel no es un pato feo que comenzó a picotear cegado por los celos. Hay circunstancias que quedan en la oscuridad en medio de este alzar de manos compulsivo que realiza el mundo cada que alguien dispara un arma. No podemos taparnos los oídos y los ojos después de haber escuchado el primer grito de auxilio y haber visto la primera gota de sangre. Hay que buscar los orígenes de la situación, la base sobre la que ella está posada. Reflexionar responsablemente. Ahora, de pronto todos olvidan que Hamas aterrorizó asquerosamente por años a la población civil israelí. Ahora Hamas es el grupo que se dedica a defenderse y nada más, y que con el grito de ‘Intifada!’ moviliza a todo inocente del mundo que más que desear que se detenga la guerra, está deseando que los misiles no caigan, pero que las piedras, los morteros y los cohetes sí hagan daño en una especie de ‘venganza’ que nadie se preocupa por aclarar en su sentido más profundo y fundamental.

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