Soothsayer no existe más. Aquel ha evolucionado y bien ha dicho Wittgenstein que “los grandes maestros que conocemos tan bien llevan justo los nombres que corresponden a su obra” (Cultura y Valor, Aforismo 131), por lo tanto a partir de hoy soy bautizado por la santísima y surrealísima trinidad de conejos que protege este blog como Ayax.
“Así partió el monstruoso Ayax, baluarte de los aqueos, sonriendo con feroz rostro…” (Ilíada, Canto VII, 211-212)
1 comentario:
Ayax tenía piernas.
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