sábado, 15 de noviembre de 2008

Hombre ¿(y)? Naturaleza


Prácticamente todas las reflexiones actuales sobre la temática de la ecología o sobre cómo el mundo se está pudriendo tienen los siguientes tonos:

Debemos restablecer nuestra relación con la naturaleza.

Debemos volver a considerar a la naturaleza como un tú y no más como ello.

Debemos dialogar con la naturaleza.

Debemos respetar a la naturaleza.

Debemos seguir el camino que la naturaleza nos indica y no ir en contra de ella.

etc.

Todas estas reflexiones son muy encantadoras y ciertamente pueden producir efectos muy beneficiosos, pero creo que todas caen en el mismo error. Todas siguen considerando a la naturaleza como algo separado de nosotros, como algo de lo que tenemos que hacernos cargo como si fuera algo exterior a nosotros. A lo máximo que se apunta en estas nociones es a redireccionar nuestra relación con la naturaleza en un sentido horizontal en vez del sentido vertical con el que la ha tratado la ciencia desde la modernidad. Y esa no es la figura correcta.

Lo que realmente habría que despertar en nosotros es la conciencia de que la naturaleza y el hombre no son dos cosas que se relacionan cada una desde su posición. No es una naturaleza que debemos aprender a mover de manera correcta, o en todo caso, no es una naturaleza que debemos dejar que se mueva sin nuestra constante intervención. Es decir, no es una naturaleza que se mueve con nosotros, se trata mas bien de una naturaleza que se mueve en nosotros. La naturaleza tendría que comenzar a ser comprendida como algo de lo que somos parte. No es que la naturaleza se está pudriendo y que una vez que lo haga ya no tendremos más naturaleza en la que apoyarnos o de la que vivir. Se trata de que la naturaleza se está pudriendo y nosotros nos estamos pudriendo en ella.

En un sentido platónico, diría que la naturaleza tiene un orden, que es un cosmos. Concibámonos entonces parte de ese cosmos. No es que estamos rompiendo el orden de la naturaleza, es que estamos alterando tal orden y a la vez nos alteramos a nosotros mismos. No hay una separación ontológica entre naturaleza y hombre; que nosotros podamos razonar sobre la naturaleza no significa que seamos ajenos al orden de ella. La naturaleza somos nosotros, y en tal sentido es que hay que entrar en conciencia de que somos parte de una armonía milagrosa que sucede dentro de nosotros mismos. Del mismo modo en que no concebimos que tenemos una mente o un cerebro, sino que somos tal mente y tal cerebro, podemos decir que la naturaleza no nos tiene como inquilinos, sino que somos parte de ella como el verde es parte de la hoja.

Cuidar la naturaleza no significa tratar bien algo externo como si se tratara de cuidar bien a tu perrito. Se trata de cuidar el orden del que somos parte desde las entrañas.

1 comentario:

R.M.O. dijo...

Recordé una frase que escuché alguna vez que capta muy bien lo que he querido decir en el post: El hombre no está en la naturaleza como el pez está en el agua, el hombre está en la naturaleza como el agua está en el agua. No tengo idea de a quién pertenece la cita. Si alguien lo sabe, comuníquemelo por favor.