viernes, 21 de agosto de 2009

Watchmen X


Moore comienza este capítulo mostrándonos el hecho factual de que el mundo está al borde de la guerra nuclear: el presidente Nixon se traslada a una base militar, en donde se refugia para atender a los movimientos del mundo. En la mano lleva encadenada una especie de caja fuerte o de cofre, en donde no tengo idea de qué hay, pero suponemos que es algo relacionado con alguna acción personal que él mismo deberá realizar si así lo ameritan las circunstancias (¿el mando lanzador de la bomba atómica talvez?) (Recordemos que para esto Rusia ya penetró en Afganistán y está apunto de hacerlo en Pakistán). Mientras, Rorschach y Nite Owl II piensan que deben contactar a Veidt -Ozymandias-, para que se una a ellos en su investigación de un caso que, según Rorschach, está totalmente armado de una forma lógica, y por lo tanto necesita de lógica para que sea resuelto. Así, la inteligencia de Veidt es apreciada como factor de mucha utilidad para investigar la seguidilla de ataques contra los vigilantes que ha habido. Sin embargo, cuando van a buscarlo a su oficina él se ha marchado, y encuentran más bien -investigando en sus archivos- que él está detrás de las empresas que Nite Owl había identificado como sospechosas de estar ligadas a la acusación que se le hace a Manhattan capítulos atrás. Con esta información, y sospechando que Veidt es el enemigo a quien se están enfrentando, parten a la Antártica, en donde suponen que él está, en el refugio que ahí tiene. Antes de partir, Rorschach escribe la última entrada de su diario y lo envía a la revista derechista ‘New Frontiersman’, que él solía leer.

Por otro lado, las páginas 17 y 18 de este capítulo muestran un barco que está partiendo de una isla, sacando de allí, después de meses, al escritor Max Shea, a la pintora Hira Manish, y a otras varias personas -entre las que se nombra a Norm Leith y a Lin Paley, arquitecto y compositora desaparecidos casi al mismo tiempo que Shea. Según la conversación entre Shea y Manish, sabemos que quienes están en el barco han sido pagados una cantidad de dinero tan grande como para que sean desaparecidos totalmente de la sociedad y trabajen en secreto en el proyecto de una película. Max Shea dice que Furnesse -científico eugenista al que también habíamos identificado antes como desaparecido- le ha confesado que ha trabajado con un cerebro humano real para hacer un efecto especial. Momentos después de que el barco ha partido, vuela en una explosión provocada por una bomba que estaba dentro del mismo barco.


Finalmente, quiero resaltar las pistas que se dan acá sobre el personaje Adrian Veidt, quien efectivamente está en su refugio de la Antártica. Allí, vemos cómo se dedica a revisar una pared llena de monitores, todos sintonizando alguna señal de televisión. Veidt estudia las señales y va realizando y grabando anotaciones. Este trabajo es puesto incluso por encima de su hambre. Aquí Veidt le da importancia capital a la información, dice que la necesita en su forma más concentrada. En los textos finales del capítulo vemos cómo va dirigiendo las acciones de su empresa de acuerdo a cómo se comporta el mundo, a cómo él va interpretando que el mundo se va sintiendo. A partir de esto, decide lanzar una cadena de juguetes con temática militar cuando en el mundo el ambiente es de miedo por una guerra que se aproxima. Este es el mismo sentido en el que llama ‘Nostalgia’ a su perfume, planeando que el nombre sea cambiado a ‘Millenium’ -uno más optimista y futurista- si es que la guerra llega a ser evitada. Luego, en el ‘Veidt Method’ -una especie de manual de auto-ayuda- da a entender que el cuerpo y la mente del ser humano son un mecanismo que, al modo de un robot, puede ser afinado (como cualquier otra máquina mecánica) para que funcione más eficientemente. Así, da una técnica llena de pasos a ser realizados de forma calculada, para que los sujetos lleguen a ser mejores personas, o lleguen a ser -como él- súper-hombres. Así, su método presenta una serie de sistemas de ejercicios físicos e intelectuales, para que los sujetos se mejoren a sí mismos. Aquí, por supuesto, ya está comenzando a plantearse claramente la actitud intelectualista de Veidt, en donde concibe al ser humano como un organismo capaz de ser tratado como una máquina, olvidando su dimensión más espiritual, la que -obviamente- no requiere ningún set de reglas a seguir para mejorarse a sí misma. Esto es algo que se hará evidente en el próximo capítulo. En este, Rorschach y Nite Owl II se van acercando al refugio de Veidt, y este no parece sorprenderse de ello.

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