viernes, 6 de marzo de 2009

Todos

Un sabroso cuentillo más...
Todos

I

-¿Qué hacemos ahora? -preguntó el tipo 1 mientras sacudía la arena de su cabeza.

-Vamos a probar cuántos cigarros podemos fumarnos a la vez -le respondió el tipo 2.

-Excelente.

II

En la pequeña casa de playa ya había comenzado la fiesta. El tipo 3 bailaba con la tipa 4 mientras miraba hacia arriba, hacia la derecha, hacia la izquierda; nunca al frente.

-Si fuera un poco más chata, estaría menos incómodo -pensó.

Ella miraba al piso, como cuando caminaba, talvez mover los pies le provocaba esa irresistible reacción. Había por lo menos medio metro de distancia entre sus cuerpos, era una salsa y cada uno la bailaba como mejor lo podía hacer. Entonces, él intentó conversar.

-¿Tienes la hora?

-¿Qué?

-¿Tienes la hora?

-¿Qué?

-¡Si tienes la hora!

-¡No te escucho!

-¿Qué?

-¡Que no te escucho!

-Ah… ¿Tienes la hora?

-¿Qué?

El tipo 3 se rindió y miró inmediatamente para otro lado. Ella hizo lo mismo. Se estaban enamorando.

III

En una de las esquinas de la casa se habían reunido, como en todas las fiestas a las que iban juntas, la tipa 5, la 6, la 7 y la 8. “Crazy Girls” se hacían llamar. En el colegio, ya hace varios años, en una de esas clases aburridas de química, habían decidido quemarse los brazos con un cigarro, de ese modo nunca olvidarían su amistad y las “Crazy Girls” quedarían selladas para siempre. Lamentablemente, la tipa 7, no tan lúcida como las demás, había pasado el cigarro por varias partes de su brazo, no comprendiendo que se trataba únicamente de un puntito. Hoy era la única en la fiesta con un polo de manga larga.

-No, tú eres más puta.

-No, tú eres la más puta.

-Saben qué, somos putas todas.

Se carcajearon celebrando y brindaron alegre y elegantemente.

-Chicas, estoy enamorada.

-Yo también.

-Calla puta.

-Enamorada de nuestra amistad. No nos vamos a separar nunca.

-Yo viajo en 2 meses.

-Calla puta.

-Vamos a secarnos esta botella de ron en nombre de nuestra amistad.

-¡Abrazo!

-Yo decía que estaba enamorada de mi novio.

-Qué te habrá hecho.

Todas se rieron escandalosamente.

-¿Quién es la más puta?

-¡Tú! -respondieron las otras tres en coro.

-¡Salud por eso!

-Calla puta.

IV

-¿Qué hacemos ahora? -preguntó el tipo 1 mientras se subía el pantalón.

-Vamos a tomar hasta que uno de los dos vomite. Cuando uno de los dos tenga ganas va corriendo al mar y vomita ahí -le respondió el tipo 2.

-Excelente.

V

Los tipos 10, 11, 12, 13, 14, 15 y 16 se habían reunido en el comedor de la casa y formaban un círculo en cuyo centro había una caja de cerveza.

-¡Que viva el alcohol!

-¡Claro! -respondieron los demás.

-¡Que viva adentro mío!

Todos celebraron con bulliciosas carcajeadas.

-¡Yo no puedo vivir sin alcohol! ¿Tú puedes?

-¡Claro que no hermano! ¿Y tú puedes?

-Pero por supuesto que no.

-¡El trago es la vida!

-¡Salud muchachos!

-¡Salud borracho!

-¡Y tú no lo serás!

-Yo soy el más grande.

-Serás el más grande borracho.

-A eso me refería.

-A qué.

-A que soy muy borracho. Muy, muy borracho.

-Te admiro hermano. ¿Tú me admiras?

-Mientras tengas un vaso de alcohol en la mano te voy a admirar hermano.

-Salud.

-Por la vida alcoholizada.

-Salud por eso.

-Dime una cosa. ¿Tú conoces otro tipo de vida?

-Pero claro que no hermano. Acá estamos lo más grandes borrachos. Y somos los mejores. Los demás no existen. Son todos perdedores.

-Tienes razón hermano.

-No, yo no tengo razón, el trago tiene razón.

-Él es nuestro más grande consejero.

-¿Qué haríamos sin él?

-Tengo ganas de masturbarme.

VI

La tipa 17 y el tipo 18 se habían separado del grupo y conversaban muy bajito.

-Yo te amo. Te juro que te amo -dijo con pasión el tipo 18.

-No podemos -le contestó angustiada la tipa 17.

-¿Porqué no? ¿No te das cuenta que somos el uno para el otro?

-No, no se puede. Entiende, no puedo estar contigo.

-Dime porqué no, o no podré vivir ni un segundo más.

-Porque no. No se puede.

-Qué compleja situación. Te amo. Lo juro.

-No me hagas sufrir más, ya no quiero ver más tu rostro.

Entonces la tipa 17 se acercó a él y lo besó. Él la abrazó con fuerza y procuró dejar su alma en ella. Tras 16 segundos se soltaron y continuaron intercambiando sus nutridos lenguajes.

-No soy nada sin ti -dijo el tipo 18 recordando alguna de sus canciones favoritas.

-No podemos, por favor date cuenta, no es posible -replicó la tipa 17 mirándolo a los ojos.

-Es que te amo.

-Yo no. Debo irme.

-No me dejes.

-Debo irme, el tipo 20 me espera en la carpa que construyó para que pasemos la noche.

-No vayas.

-Debo ir, tiene mi celular.

-Te amo.

-No hables.

Lo besó otra vez y comenzó a alejarse lentamente.

VII

-¿Qué hacemos ahora? -preguntó el tipo 1 mientras intentaba quitarse el dolor del dedo meñique chupándolo con fuerza.

-Vamos a enterrarte completamente en la arena y a llamar a los chicos para que te orinen encima -le dijo el tipo 2.

-Excelente.

VIII

Los tipos 21, 22, 23, 24 y 25 habían salido de la casa y conversan sentados en las gradas de entrada.

-¡No! ¡Porque tú eres negro!

Todos se carcajearon.

-Oe, yo no soy negro, estoy quemadito.

Todos se carcajearon.

-Negro, pásame el vaso.

-Oe, yo no soy negro, estoy quemadito.

Todos se carcajearon.

-¿Cuántas veces voy a tener que hacerte entender que tú eres acá el esclavo?

Todos se carcajearon.

-Oe, yo no soy negro, estoy quemadito.

Todos se carcajearon.

-Vamos a caminar.

-No seas maricón.

-Sí, caminar es para maricones.

-Tienen razón.

-Además, un negro maricón es muy peligroso.

Todos se carcajearon.

-Oe, yo no soy negro, estoy quemadito.

Todos se carcajearon.

-Pero sí eres un maricón.

Todos se carcajearon.

-Oe, yo no soy negro, estoy quemadito.

Todos se carcajearon.

-¿Ya vamos adentro?

-Seguro tienes frío, eres un maricón.

Todos se carcajearon.

-No me digas maricón.

Todos se carcajearon.

-Oe, yo no soy negro, estoy quemadito.

Todos se carcajearon.

-Yo no soy maricón.

Todos se carcajearon.

IX

Los tipos 26 y 27 conversaban apoyados en una de las ventanas.

-Qué buen culito.

-Es muy redondito.

-Ciertamente lo es.

-¿Te gustan los culitos redonditos?

- También son buenos los más alargaditos.

-Es una buena observación.

-¿Cómo habrá tenido la virgen María el culito?

-Muy redondito, seguro muy redondito.

-Seguro.

X

Amasaba y amasaba. Y cada 2 minutos aumentaba un poco más. Cada vez se hacía más grande. Amasaba y amasaba. Cada vez más uniforme, cada vez más blanda y más obediente a sus manos. El plato sería enorme, talvez no delicioso, pero sí enorme. Todos, absolutamente todos, o por lo menos los que no tengan anormal el estómago, iban a quedar igual de satisfechos. Blanda comida, sabe como a uno le plazca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien interesante el cuentito, en especial la parte de los borrachos, varias veces tengo que pasar por eso de que "si no tomas te excluimos" o alguna basura así.

saludos

R.M.O. dijo...

gracias Zavaleta, q bueno q te hayas dado un viaje por acá. sí pues, alguna vez todos debemos pasar por esas rutinas. mi humilde propuesta: a escupirlas y a desecharlas.