miércoles, 18 de junio de 2008

Aaron Copland: Cómo escuchar la música 2



La música en especial es un arte al que es común acercarse con ánimo del mentado ‘baño emocional’ y nada más. Y eso no tiene nada de malo. Lo que sí tiene algo de malo es pretender que uno es conocedor de la música, o que la disfruta profundamente, cuando no se le da la importancia debida al trabajo intelectual del compositor. Al parecer se tiene la imagen del compositor como un ‘hacedor de melodías’. Nada más insultante. El compositor no es simplemente la melodía, es cada uno de los arreglos, de los timbres que se eligen, de los quiebres en los ritmos, etc.

Se me viene a la mente Gianmarco diciendo que el compositor no es más que aquel que atrapa las melodías que ‘están en el aire’. Yo a eso le llamo mediocridad. Y no se equivoquen, hay ciertas canciones que le he escuchado a Gianmarco, y que he disfrutado, pero no es posible que un músico se rebaje tanto, que no sea conciente del trabajador que es o que tiene que ser. Probablemente para Gianmarco o para esos tipos de ‘artistas’ les sea fácil decir algo así, ya que le encomiendan todo el trabajo a un ‘productor’, que en estos casos es quien realmente le da vida a las canciones. Considero natural que el artista disfrute el matarse trabajando en su arte, que quiera ser dueño total de su arte en todos los campos posibles. Porque eso es lo que hace el artista (digamos que ese es su motivo de ser artista, y es lo que a mi parecer se disfruta tanto al ser artista), es decir, generar gérmenes emocionales, cargados, significativos, pero al fin y al cabo sólo gérmenes si es que aun no tienen el trabajo intelectual (que repito, no consiste necesariamente en llenar la obra de detalles).

¿En qué sentido es realmente un artista quien no trabaja su arte intelectualmente? Claro, alguien podrá escandalizarse y decir: ‘y quién eres tu para decir qué es el arte, o quien es artista?!’. Bueno pues, pienso que sí tienen que haber criterios para considerar qué es el arte o quién es el artista. CRITERIOS MÓVILES, NO RIGIDOS, CRITERIOS QUE NO SIGNIFIQUEN ENREJAR LAS POSIBILIDADES DEL TRABAJO ARTÍSTICO, pero al fin y al cabo criterios. Ayudaría a esta aclaración de los criterios una lectura de los criterios del lenguaje de Wittgenstein, o del fundamento móvil que le busca al sentido de nuestras palabras.

Abra por ahí otro que se escandalice (con más razón) y quiera decir: ‘pero Schuman está hablando claramente de música de cámara, cómo se te ocurre a ti hablar de (lo que Schuman y yo llamamos) música popular. Y encima citas a Gianmarco!’ Bueno la verdad este sería un tema de un post individual, pero podría decir ahora que cualquiera de las cosas que he expresado se aplican a cualquiera de esos dos ámbitos, aunque a mi me parezca que la división tan grande que se ha hecho entre la música de cámara y la música popular es realmente absurda. El propio Schuman, aunque no exageradamente, parece concebir una brecha demasiado grande entre estos dos modos de entender la música. Demostrando así con amplia obviedad el poco conocimiento de, por ejemplo, ciertas obras progresivas (propias de lo que llamarían ‘música popular’), que nada tienen que envidiarle a la ‘complejidad’ de la música de cámara, en la que Schuman se apoya para hacer la división.
El artista no es un mago; el artista es un trabajador.

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