Así pues, asistí a mi función canjeada el día anterior con mucho placer; solo y feliz entre La Gente. La película estuvo bien, pero no siento que me haya mostrado nada nuevo.

En segundo lugar, los personajes están bien construidos, pero nada más. El realismo de la obra exige, para ser una obra sobresaliente, personajes muy complejos. Los personajes de ‘Ping Pong’ son complejos, pero tal complejidad no me parece que esté bien mostrada por el director. Además de que no se trata de personajes tan originales, talvez el del joven pianista sí, pero a los demás no los sentí lo suficientemente novedosos.

En tercer lugar (esto ya parece trabajo del curso Redacción de Generales Letras), la historia que se cuenta no es especial, la hemos visto, escuchado, y hasta vivido un millón de veces. Resulta muy difícil trabajar con éxito una historia tan común, quien lo logra ha hecho algo notable con los personajes y sus desarrollos; a la película de Luthardt le falta mucho para eso.
Y en cuarto lugar, ya estoy harto de que siempre sean los perritos los que paguen pato.
Trailer Ping Pong
Por otro lado tengo que resaltar la pésima calidad de la proyección de la película. Por un momento pareció que el filme se cortó, para luego pasar varios minutos viendo la imagen mal encuadrada, sin siquiera poder leer los subtítulos. No es la primera vez que veo pasar algo así en el festival, y es profundamente irritante. Hay fallas así que hablan de la ineficacia de la organización, y de la falta de seriedad que debería tener un verdadero festival de cine. Recuerdo ahora también cómo las luces de la sala se prendieron apenas la pantalla se hizo negra, antes de que aparecieran los créditos y de que cese el sonido de la película. Que el director deje unos segundos de pantalla negra y de sonido antes de que salgan los créditos tiene un objetivo, se quiere lograr un efecto, la película aun no ha terminado!!
Día 2: la organización del festival no está a la altura de la expectativa. A los precios altos se suma la pésima calidad de las proyecciones. Sin mencionar a los deficientes mentales que tienen su celular prendido durante la película y a la escoria ignorante y adornada con la que uno tiene que sentarse al lado para apreciar una obra artística.
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