miércoles, 15 de abril de 2009

Batman, ¿aristotélico?


Desde hace unos meses me he comenzado a afanar por los comics, historietas, mangas, o como demonios quieran llamarles. Me he ido encontrando con cosas muy, muy interesantes que ya iré comentando. Uno de los más célebres personajes de los comics es, por supuesto, Batman. Este ‘héroe’ (cierto es que en más de una ocasión -como creo ocurre en la que voy a mostrar ahora- es mas bien un ‘antihéroe’) se ha hecho un espacio entre los importantes por la actitud sombría que tiene y que muchos autores han sabido aprovechar. Tuve la oportunidad de leer hace poco el comic de Jim Starlin titulado “Ten nights of the beast”, en el que Batman debe enfrentarse a un villano de origen ruso (quién lo diría) al que se le llama La Bestia. Lo que quiero llamar la atención de esta historia es el inusual final que tiene. Tras una persecución y una serie de enfrentamientos cuerpo a cuerpo (en los que Batman recibe varias heridas, entre ellas la rotura de un par de costillas), Batman y La Bestia terminan en las cloacas de la ciudad, en donde La Bestia queda atrapado en un cuarto sin salidas, viéndose obligado a dejar de escapar. Allí ocurre lo siguiente:





















De lo que vemos, podemos concluir que Batman decide dejarlo encerrado y por lo tanto condenado a una muerte por inanición. Inusual castigo que un héroe le da a un villano, mostrándose a mi parecer la oscuridad de Batman en todo su esplendor (¿o en toda su tenebrosidad?). Y bueno, siendo yo el dedicado a la filosofía que soy -como todos los dedicados a la filosofía, con nuestras mentes caprichosas- no puedo dejar de encontrar una relación entre este hecho y el pensamiento filosófico de algún autor, en este caso: Aristóteles. Por supuesto, no era este tipo de comportamiento ético en el que pensaba el griego, pero me llaman la atención las últimas palabras dichas por Batman a la Bestia, las que están dentro de los recuadros amarillos. “A veces las circunstancias hacen injustas las reglas. Y mi afán no es servir a las reglas, sino hacer justicia.” La ética aristotélica hace constante énfasis en las circunstancias, y cómo en cada una de ellas se tiene que actuar de la forma oportuna. Este es un rechazo a la idea platónica, y por supuesto a la kantiana, de que la moral humana se tiene que regir por normas generales aplicables a los casos particulares. Aristóteles, por el contrario, considera que se debe actuar de acuerdo a como lo amerita el caso particular, sin ideales exteriores a él (cf. crítica a la Idea del bien platónica en libro I de Ética a Nicómaco). Batman decide, de acuerdo a las circunstancias (a su condición, al oponente que tiene en frente, al humor con el que toda esta lucha lo ha dejado, al castigo que merecería este villano), no enfrentar a su oponente. Pero lo más interesante viene después: Batman rechaza el seguir las reglas, y pone por encima de ellas a la justicia, tal como él la interpreta en el momento. Aquí está la clásica oposición entre reglas y virtudes. Como Aristóteles, Batman hace a un lado a las normas universales e impuestas (Kant) y le da lugar a la virtud de la justicia, que no se basa en generalidades, sino en una ética preocupada por lo particular. (Además, como me acabo de dar cuenta, antes de las líneas que he citado, Batman excusa su decisión en lo que ha aprendido en el tiempo, siendo este factor uno de los principales por los que Aristóteles considera que el ser humano se forma en las virtudes éticas -y en las dianoéticas también!)

Por supuesto, todas estas cosas dichas sobre Aristóteles pueden ser objetadas, en realidad su ética es demasiado irregular y da lugar a muchas objeciones sobre su coherencia. Sin embargo, creo que podríamos adivinar que Batman al menos una copia tenía de alguna de las éticas aristotélicas. Lo creas o no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me parece bastante floja la caracterización que haces tanto de la ética aristotélica como de la kantiana.

Kant no cree que debamos estar regidos por reglas determinadas que apliquemos en todo momento sin tener en cuenta la situación. Lo que Kant cree es que la validez del principio supremo de la moral, esto es, del imperativo categórico, no depende de circunstancia alguna; pero para aplicar este principio supremo, universal, esto debe ser a través de deberes secundarios, a los que califica como deberes de virtud. Y para aplicar estos deberes a nuestra vida cotidiana, hemos de usar nuestro juicio, obviamente sobre cirunstancias particulares.

Pues sí, para Kant el comportamiento moral del hombre se da sólo a través de la práctica de la virtud, en un sentido muy parecido a lo que propone Aristóteles.

R.M.O. dijo...

HOla, gracias por el comentario. Bueno, en primer lugar, no estoy ni mínimamente calificado para discutir ampliamente sobre la ética kantiana, así que cuelquier corrección que se me tenga q hacer es totalmente bienvenida. En todo caso, la comparación que pretendí hacer es una muy básica, entre una ética imperativa y una ética contextual (tal y como yo leo a la ética aristotélica, dentro de todas las irregularidades que ella posee y de las que advierto en el post). Diferencias y semejanzas profundas escapan de los propósitos del post (y de mis conocimientos), que eran mostrar la actitud inaudita de Batman. Probablemente para resaltar y dar a entender tal actitud haya tenido q forzar de algún modo la lectura sobre las éticas. Ciertamente no se pretendía hacer quedar a Kant como un juez repartidor de reglas inconexas con la realidad, la cual creo que sería una crítica bastante ingenua. En todo caso acepto plenamente la corrección sobre la ética kantiana, aunque con un apunte: cuando dices que para Kant la ética se da a través de las virtudes, y por ello se asemeja en algún sentido a Aristóteles, me parece habría que tener en cuanta cómo cuando Kant habla de ‘virtudes’ (ignoro cuál es la palabra original que usa) y Aristóteles habla de ‘areté’ están hablando de cosas muy distintas. Para cada uno la ‘práctica de la virtud’ debe significar una implicancia de cosas que tienen que ver no sólo con los objetivos generales de sus éticas, sino con el contexto en el que viven. Se me ocurre -dentro de mi desconocimiento de la ética kantiana- que una diferencia podría radicar ya en la forma en que se obtienen tales virtudes, y ya por ahí habría una diferenciación bastante grande e importante -teniendo en cuenta la importancia que tiene para la ética aristotélica la constante educación de las virtudes en la praxis. Bueno, lo dejo ahí, gracias por las aclaraciones.