domingo, 6 de septiembre de 2009

Watchmen XII (b)

2. Cronología

Dejo esta cronología de los hechos más importantes del comic, desde la primera aparición de un vigilante hasta la consumación del plan de Veidt. Al lado de cada evento apunto la referencia exacta (número de capítulo y número de página) de donde he sacado la fecha de cada evento.

1938
– Primera aparición de Hooded Justice (el primer vigilante). [I, texto final]

1939
– Nite Owl I (Hollis Mason) comienza a ser visto en las calles. [II, texto final]
– Primera fiesta de Navidad de los Minuteman. [II, texto final]
– Nace Adrian Veidt (Ozymandias). [XI, 8]

1940
– Comediante intenta violar a Sally Jupiter. [II, texto final]
– Nace Walter Joseph Kovacs (Rorschach). [VI, 2]

1942
– Comediante está trabajando para el gobierno en el pacífico Sur. [II, texto final]

1945
– Bomba atómica en Hiroshima. [IV, 3]

1946
– The Silhouette (Ursula Zandt) es revelada en la prensa como lesbiana. La expulsan de los Minutemen y tras seis semanas es asesinada. [II, texto final]
– Dollar Bill es asesinado.

1947
– Sally Jupiter abandona el grupo y se casa con su agente. [II, texto final]

1948
– Jon Osterman ingresa a Universidad de Princeton. [IV, 3]

1949
– Nace Laurie Juspeczyk. [II, texto final]
– Los Minutemen se separan. [II, texto final]

1956
– Veidt, a los 17 años, queda huérfano y comienza sus viajes por las rutas de Alejandro. [XI, 8]

1958
– Jon Osterman se gradúa en un doctorado de Física Atómica. [IV, 3]
– Veidt comienza a disfrazarse del vigilante Ozymandias. [III, texto final]

1959
– Osterman entra a trabajar a Gila Flats con 30 años. Conoce a Janey Slater. [IV, 5]
– En agosto le ocurre el accidente a Jon Osterman . [IV, 7]
– En noviembre aparece por primera vez Dr. Manhattan. [IV, 10]

1960
– Dr. Manhattan es hecho público. [IV, 13]
– Hollis Mason (primer Nite Owl) conoce a Ozymandias y al Dr. Manhattan. En la misma fiesta de caridad Veidt conoce al Dr. Manhattan. [IV, 14]

1962
– Hollis Mason decide retirarse y abrir su mecánica de autos. [III, texto final]

1965
– Rorschach trabaja con segundo Nite Owl. [VI, 15]

1966
– Reunión para formar ‘Crime Busters’. [IV, 17]
– Janey Slater abandona a Manhattan. [IV, 18]

1967
– La compañía “Dimensional Develoments”, financiada por Veidt, comienza a contratar a quienes luego se indicará como víctimas de contagio de cáncer por parte de Manhattan. [VIII, 4]

1970
– Veidt compra secretamente una isla. [XI, 24]

1971
– Presidente Nixon le pide a Manhattan que intervenga en la guerra de Vietnam. [IV, 19]
– Wally Weaver muere de cáncer. [IV, 19]

1974
– Captain Metropolis muere decapitado en un choque de autos. [I, 19]

1975
– Ozymandias se retira. [IV, 21]
– Rorschach mata a dos perros y quema vivo al dueño de ellos tras descubrir que la niña secuestrada a la que iba a rescatar ya había sido asesinada y dada de comer a los animales. Nace el Rorschach más crudo y nihilista. [VI, 18]

1977
– Protesta de la ciudad contra vigilantes. [IV, 22]
–Se aprueba Acta Keene; vigilantes son ilegales. Manhattan y Comediante siguen trabajando para el estado. [IV, 23]

1981
– Manhattan y Laurie se van a vivir a los cuarteles militares de New York. [IV, 24]

1983
– Escritor Max Shea desaparece, al igual que otros artistas. [VII, 13 y VIII texto final]

12/octubre/1985 (sábado) – Asesinato del Comediante (una semana antes va a visitar a Moloch).

16 octubre – Funeral de Comediante.

19 octubre – Manhattan pelea con Laurie y es acusado en programa de causar cáncer a sus cercanos. Se va a Marte.

20 octubre – Rusia invade Afganistán.

21 octubre – Intentan asesinar a Veidt y policía captura a Rorschach.

26 octubre – Nite Owl II y Silk Spectre II salen en ‘Archie’, la nave de Nite Owl, y rescatan a gente de un edificio en llamas. Roschach ataca a otro convicto en la cárcel.

31 octubre – Nite Owl II y Silk Spectre II rescatan a Rorschach de la cárcel. Nite Owl I es asesinado.

1 noviembre – Rorschach y Nite Owl II deciden ir al refugio de Veidt en la Antártica.

2 noviembre – Veidt teletransporta a su ‘monstruo’ a New York.


Watchmen XII (a)


Bueno, no queda mucho que decir (en realidad queda demasiado, pero apelo a mi condición de ser limitado –y somnoliento). Quiero terminar con un par de cosas que intentaré aclarar lo más que pueda. Primero intentaré describir en qué consiste -paso a paso- el plan de Veidt. Luego pondré una cronología lo más completa posible sobre los hechos en el cómic.

1. El plan de Veidt

Adrian Veidt habría comenzado a disfrazarse del vigilante Ozymandias en 1958, dando el primero de sus pasos para conseguir aquello que se había propuesto tras sus viajes por las rutas que siguió alguna vez Alejandro de Macedonia: alcanzar las metas de tal personaje y superarlas, logrando aquello que él no consiguió en su tiempo, es decir, construir una unidad del mundo. Sin embargo, luego de un tiempo en tal actividad, Veidt se daría cuenta de que no conseguía gran cosa con lo que hacía, enfrentándose a nada más a los síntomas de una enfermedad mucho más grande y mucho más problemática. Pero no es hasta 1966, cuando el Comediante lo confronta directamente (en la fallida reunión de los ‘Crimebusters’), que Veidt abre los ojos a la verdadera situación ridículamente decadente del mundo y de la actividad que ellos pretendían realizar: la de ‘superhéroes’ salvadores de un mal que en realidad ni tocaban, y que no iban a poder evitar. Luego de esto él comienza a analizar la situación detalladamente, apelando a su inteligencia para leer los signos que veía en el mundo y para intentar comprender cuál podría ser la solución que lo saque de su inevitable autodestrucción.

Es entonces en 1967, tan sólo un año después de la reunión en la que tiene la confrontación con el Comediante, que la empresa “Dimensional Developments”, financiada por Veidt, comienza a contratar a personas que han estado vinculadas con Dr. Manhattan (quien ya había sido hecho público en 1960). Es de este modo que Veidt comienza a exponer a estas personas a radiación, provocándoles cáncer sin que ellas lo noten. Ya aquí se está pensando en Manhattan como un estorbo principal para el plan que se quería realizar, se comienza a enfermar a estas personas para que sirvan de futuras “armas contra Jon (Dr. Manhattan)” [cap. XI, p. 24]. En 1970 Veidt compra secretamente una isla y en 1975, comprendiendo que dentro de poco los vigilantes entrarían en una crisis frente a la sociedad, se retira y hace pública su identidad, ganando apreciación y popularidad, encaminándose exitosamente para el futuro de sus empresas comerciales. Una vez retirado, Veidt sólo se dedica a seguir pacientemente, paso a paso, su plan. Para 1983 se lleva al escritor Max Shea a su isla secreta, al igual que a otros artistas, a un gran científico especialista en eugenésica y a un gran número de gente capacitada para el trabajo científico (a todos les paga una gran cantidad de dinero para que desaparezcan de la sociedad y dejen de lado todo aquello que poseen en ella; su trabajo debía ser absolutamente secreto y aislado). Así mismo, roba la cabeza completa del cadáver de un psíquico y clarividente muerto, interesado sobretodo en su cerebro.

Lo que sigue es el proceso que ocurrió en la isla. Allí, puso a trabajar a todas las personas a las que se había llevado, haciéndoles saber que estaban realizando una película producida en total secreto. Sin embargo la tarea que ellos realizaban tenía un propósito muy diferente. Los dedicados a la ciencia, liderados por el especialista en genética, clonaron el cerebro del psíquico y clarividente que habían robado, pero amplificándolo, haciéndolo mucho más grande y más poderoso. Mientras tanto se iba creando el cuerpo de una criatura monstruosa, inspirada en los dibujos, relatos e ideas de los artistas a los que Veidt había llevado a la isla. A esta criatura monstruosa se le implanta el cerebro que se había clonado. Este cerebro, al ser clonado del de un psíquico muy joven y poderoso, tenía la capacidad enorme de funcionar como un ‘resonador psíquico’, amplificando y transmitiendo señales psíquicas hacia otras mentes humanas (tal y como lo hace el psíquico o clarividente). Así pues, luego se pasó a codificar e insertar información al cerebro clonado. Información provocada por los trabajos de los artistas (entre ellos las descripciones de un mundo alienígena de Max Shea, las imágenes de una pintora surrealista, los sonidos extraños de una compositora avant-garde). Toda esta era información terrible, muy traumática y muy sombría. Aquí se nos revela la importancia de que hayamos estado siguiendo el cómic que lee el joven negro en el puesto de periódicos. Este cómic sobre un náufrago desesperado, tan crudo y escalofriante, le pertenece a Max Shea, escritor llevado a la isla, y por lo tanto, artista colaborador con la información que se le introdujo al gran cerebro clonado. Moore no nos ha estado mostrando este cómic sólo como un instrumento para lograr el excelente simbolismo entre la historia del naufrago y la historia del mundo de Watchmen, sino que a lo largo de nuestra lectura de tal cómic dentro del cómic vamos conociendo cuál es el tipo de artista que Veidt se ha llevado a su isla, y cuál es el tipo de información aterradora que quiere introducir en el cerebro clonado. Experimentar el terror del relato es experimentar el terror que Veidt pretendía introducir en el gran cerebro, para que este lo proyecte psíquicamente a otras mentes.

Lo que se pretendía hacer -y se hizo- con el monstruo poseedor de tal cerebro es lo siguiente: gracias a la presencia del Dr. Manhattan en el mundo, se podía tener la convicción de que la teletransportación era posible, sin embargo esta no podía ser lograda con un ser viviente, ya que este no llegaba vivo a su destino. Cualquier cosa viva que se intentaba transportar llegaba, como máximo, a materializarse en el lugar del espacio indicado y generaba una explosión. Esto es lo que finalmente permitió que el plan de Veidt se cierre en un círculo perfecto. La criatura monstruosa sería teletransportada a New York, y a su llegada moriría y generaría una explosión con consecuencias físicas. Pero lo más importante estaría en lo que ocasionaría el cerebro que llevaba la criatura. Este, por el shock de la teletransportación, generaría una especie de explosión psíquica que proyectaría -en sus capacidades clarividentes- toda aquella información terrible que le había sido introducida hacia otros sujetos. Así, mucha gente moriría por la explosión física, mientras otros morirían por el terrible shock que significaría tal cantidad de información terrible recibida de golpe. Otros se volverían inmediatamente locos ante tan repentina y grotesca sensación. Pero además, lo que a mí me parece lo más importante, ante la inmensa capacidad psíquica del cerbero clonado, todas las mentes del mundo quedarían afectadas por varios años, teniendo horribles sueños continuamente [p.10]. Así pues, nadie dudaría que todo el planeta había sido atacado por una fuerza extraterrestre tan fuerte como para provocar tal efecto psicológico en todos. Se tendría la convicción de que una fuerza de ese tipo, que amenazaba a todos por igual, debía ser enfrentada con la unión de todos los frentes del mundo, obligándolos a dejar de lado sus diferencias para enfrentar a este terrible enemigo común que de pronto se les había presentado.

Teniendo esto en cuenta, ya se podría hacer una mejor lectura de que cuál es la forma en que Veidt estaría entendiendo al bien y a la unidad del mundo. Antes había advertido sobre la ausencia de preocupación por la dimensión espiritual o emocional del ser humano en los fines que se propone lograr el plan de Veidt. Esto se hace claro teniendo en cuenta las consecuencias de la teletransportación de la critatura a New York. El bien logrado después del terrible evento es nada más que práctico. Se ha logrado que las naciones se unan para enfrentar a un mal demasiado superior a ellos; se ha logrado una paz superficial y puramente concentrada en las consecuencias materiales del mundo. No habrá guerra ni destrucción, pero el espíritu de todos los seres humanos, de todo el mundo, queda dañado muy sensiblemente. Por largo tiempo nadie será capaz de evitar los terribles sueños y el terrible recuerdo que provoca la catástrofe de New York. En un sentido puramente pragmático el mundo ha quedado salvado, pero en un sentido espiritual, profundo, el ser humano ha quedado condenado al temor e impotencia interminables de la convicción de que hay algo mucho más grande y poderoso que ellos que los está acechando. Las constantes pesadillas a las que están condenados los sujetos les recordarán a cada momento esa impotencia, y generarán un terror escalofriante en el interior de cada ser humano, en la profundidad de sus subjetividades; mientras tanto, podrán sonreír hacia fuera, fingiendo felicidad por la ausencia de guerras internacionales, pero sintiendo la terrible guerra interior que los domina. La Humanidad como raza ha sido puesta a salvo, pero la humanidad de cada uno ha sido condenada a un miedo talvez peor que el que estaba antes instaurado por la posibilidad del inicio de una guerra nuclear entre los países poderosos del mundo. Antes al menos estaba en las manos de la humanidad misma si se autodestruían o no. Ahora se cree que ya ni siquiera eso está en sus manos, ahora su salvación pende de nada más que de la esperanza de mantenerse unidos ante algo que ya no está en sus manos y que los supera en demasía. La Humanidad apachurrada entre sí para protegerse del frío que los enviste desde afuera, pero aun sintiendo el hielo interno que martiriza a cada sujeto.

Estas son las consecuencias del éxito del plan de Veidt, de la humanidad engañada para siempre por un plan maquinado lógica e intelectualmente desde sus raíces por un hombre que no sintió nunca conexión real con el ser humano, y que por lo tanto no lo conoce profundamente. Veidt mata a todos los implicados en la realización de su plan, y compromete a los que saben en qué consiste con que no dirán nada, ya que decir algo supondría devolver al mundo a la crisis en la que había caído antes (y ciertamente a una crisis mucho peor). Así entonces, el éxito del plan reside en el hecho de que todos ignoren que se trata de algo maquinado en la misma superficie del planeta por un hombre como cualquier otro. Pero ya todos sabemos qué pasa en la última viñeta del comic –que más emocionante (y a la vez angustiante) no puede ser.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Watchmen XI (b)

Ahora quiero referirme un poco a lo que me llama la atención en la personalidad de Veidt: su actitud es, claramente, de corte intelectualista. Está convencido de que es a partir de la razón, del correcto uso del intelecto humano, que es posible salvar al mundo del desastre en el que ha caído. Y está convencido, sobretodo, de que él posee esa capacidad intelectual. Así, no busca comprender al mundo desde cerca, en su abundante pluralidad y en su dañado espíritu (al contrario, manipula tal espíritu para encaminar exitosamente las ventas de sus empresas), busca más bien alejarse e intentar entender analíticamente, intelectualmente, cuál es el modo en que el mundo pueda llegar a ser uno, a vivir bien en un sentido más práctico que ético -esta ausencia de lo espiritual en el plan de Veidt se ve mejor teniendo en cuenta las secuelas que deja la ‘explosión psíquica’ que da lugar la criatura teletransportada (tema que trataré en el post del último capítulo). Veidt dice claramente que nunca sintió conexión con alguna otra persona, creció enormemente en su dimensión intelectual, pero en su dimensión emocional -espiritual- nunca tuvo la oportunidad de desarrollarse, nunca se encontró con la diferencia del otro, siempre se consideró como un hombre superior a los demás, muy alto para ellos, una perfección dentro de la abundante imperfección. Veidt tiene la clásica actitud ilustrada que considera a la dimensión emocional del ser humano como algo poco importante frente a la dimensión racional, a la dimensión lógica capaz de ver la verdad y de progresar a partir de ella. Veidt cree haber visto la verdad, pero su falta de espiritualidad, de conexión real con otras personas, lo hacen ajeno a la comprensión ética de la situación; él no comprende más que pragmática y utilitaristamente el contexto problemático del mundo. No comprende; analiza y juega con la situación de las personas, las manipula para que actúen de acuerdo a la conveniencia práctica que él cree es la más favorable. No hay ni una pizca, en Veidt, de aquello que se identifica hermenéuticamente como ‘diálogo’: la aceptación y comprensión de la diferencia, en donde ella no es un aspecto a superar, es más bien un aspecto a aprovechar, es decir, un aspecto a partir del que enriquecer nuestras propias perspectivas. Veidt lucha más bien por una unidad del mundo, se empecina en que el plan que saque al mundo de sus problemas debe ser armado de forma lógica y debe hacer lo que sea necesario para cumplir sus objetivos (el corte lógico del plan fue muy bien leído por Rorschach desde el inicio de sus sospechas). La mirada de Veidt, puesta en la unidad, no presta atención a las singularidades de cada sujeto. Así, no tiene problemas para sacrificar a personas (por ejemplo: los tres a los que les provocó cáncer; todos aquellos a los que llevó a trabajar a la isla y luego mató; el hombre al que mató con una píldora, a quien él mismo contrató para que lo asesine), obviando la particularidad de cada espíritu, preocupándose sólo en la universalidad de lo intelectual.

Y qué otro personaje que el periodiquero para referirse a esta conexión espiritual entre las personas. Él le dice al joven negro que lee el comic a su lado que la gente no busca hacer contacto entre sí, y que tal falta de contacto (de comprensión del otro) es el motivo de que el mundo se encuentre como está. El periodiquero mismo ha pasado por esa experiencia con el joven negro, y es conciente de ello. Días tras días han estado uno al lado del otro. El joven leyendo una y otra vez el comic, metido en lo suyo. Y el periodiquero hablando y hablando del mundo, sin ser nunca escuchado, y sin esperar ser escuchado; él prácticamente habla consigo mismo, reflexionando sobre la situación del mundo y renegando de los males de la sociedad; una sociedad a la que le quiere advertir su mal, pero que no lo escucha, y por eso vuelve siempre a renegar de ella. Al final de este capítulo ambos personajes hacen cierto contacto. El periodiquero se sorprende de que ambos tengan el mismo nombre, casi como buscando asombro en las cosas más inesperadas para calmar su temor. Y el joven, aunque le responde de forma fría, le responde con la suficiente calidez como para que se genere un contacto -aunque sea mínimo- entre ambos. Por ello es tan conmovedora la última secuencia de cuadros de este capítulo, aquella en la que ambos personajes están en el centro de la explosión y se abrazan ante ella. El joven busca impulsivamente, casi inconcientemente, al periodiquero, quien hace lo mismo con él. El periodiquero lo cubre de la explosión con su cuerpo y ambos la padecen abrazados, encontrándose el uno al otro en el gran momento de la última crisis. Esta secuencia de seis cuadros es, sin dudas, mi favorita de todo el cómic. En ella se resume el sentimiento de una humanidad que está perdida y asustada; los dos personajes se abrazan para protegerse de la desgracia, de la terrible desesperanza que los acecha hace tanto tiempo y que ahora viene a llevárselos. Las imágenes muestran un color blanco que se va apoderando cada vez más del espacio, muy parecido a la imagen del accidente de Jon Osterman, cuando se convierte en el Dr. Manhattan. El accidente de Osterman ocurre en una máquina que separa a los objetos de su ‘campo intrínseco’, de su elemento más íntimo y esencial: antes yo había identificado al campo intrínseco de Osterman (y, por lo tanto, del ser humano) como la capacidad de poder manipular físicamente a los objetos, y sin embargo no poder hacer conexión emocional con las personas. En la escena de la explosión final los dos personajes se buscan mutuamente y se abrazan, como liberando su elemento más íntimo en ese momento -uno opuesto al que se liberó en Osterman: el de buscar contacto y conexión emocional -espiritual- con otra persona. Dos dimensiones de la vida humana que son liberadas en distintas situaciones. El campo intrínseco manipulador se liberó en un accidente científico; el campo intrínseco espiritual, comprensivo, dialogante, se liberó en medio de la calle, en medio de toda la gente común y corriente que se hunde en impotencia y horror cuando llega el momento del que se han estado advirtiendo a sí mismos por mucho tiempo.

Watchmen XI (a)


Este es, probablemente, mi capítulo favorito. En este se consolida el plan de Veidt, encaminado por años para intentar cumplir la misión de salvar al mundo de la condición decadente en la que se encuentra. Esta sería entonces, aparentemente, la única acción -realizada por alguno de los personajes del cómic- hecha sin tener en cuenta únicamente los propios intereses, apelándose más bien a un fin objetivo y último que beneficie a todas las personas (sin importar la tenebrosidad de los medios). Aparentemente. Veamos qué pasa con Veidt en este capítulo.

Parto de la ‘reunión’ que tiene con sus sirvientes vietnamitas, a quienes habla de su pasado. Él mismo se describe como un niño brillante, que nunca dio muestras de mediocridad, resaltando como alguien de excepcional inteligencia. Veidt es pedante desde el comienzo, haciendo alarde de su intelecto, desautorizando incluso a sus padres como posibles portadores de una inteligencia cercana a la suya. Luego pasa a describir su juventud, en la que -apenas a los 16 años- queda sin sus padres, pues ambos mueren dejándole una herencia que lo hacía tan rico como para darse el lujo de no trabajar nunca, teniendo siempre todo lo que necesitara a la mano. Aun así, dice sentir la necesidad profunda de alcanzar algo más, de superarse como ser humano. Aquí se expresa algo importante: Veidt dice que nunca sintió real conexión con alguna persona, nunca se identificó con nadie, no sintió a nadie cercano. Dice que su intelecto lo diferenció y lo alejó de los demás, no encontrando nunca a alguien de quien podría recibir algún consejo útil. Sin embargo, sí dice identificarse con un ser humano ya muerto hace bastante tiempo: Alejandro de Macedonia, Alejandro Magno, el gran conquistador y alguna vez discípulo de Aristóteles. Veidt encuentra en él a un hombre al que admirar, al que idealizar. Un hombre con una vida a la que imitar. Pero Veidt no admira precisamente la capacidad de mando militar de Alejandro, dice de él que siempre gobernó sin barbarismo, identifica más bien algo más básico de su personalidad, aquello que le habría permitido ser tan exitoso en cada una de sus empresas: su inteligencia. Inteligencia para tomar decisiones, para maquinar planes, para entender la lógica de las situaciones que lo rodeaban, para lograr sus objetivos del modo más sutil posible. Así, Veidt quiere igualar, y hasta superar, los logros de Alejandro, “trayendo una era de iluminación a un mundo oscurecido” (pág. 8). De este modo, Veidt cree identificar cuál fue el único error cometido por Alejandro, qué fue aquello que le faltó para lograr sus objetivos: no construyó una unidad del mundo que permanezca después de que él haya muerto; eso es algo que Veidt se propondrá hacer para alcanzar la grandeza de Alejandro, y para superarla. (¿Podremos seguir hablando entonces de los actos de Veidt como realmente interesados en los demás?, ¿no está acaso actuando sólo para satisfacer su necesidad de alcanzar un nivel tan alto como el del hombre al que admira?)

Así pues, Veidt considera en un principio que convertirse en un enmascarado que intenta destruir los malos elementos de la sociedad es un buen camino para lograr sus objetivos. Pero rápidamente se da cuenta de que con tal cosa no logrará nada importante. Acabar con los criminales no es suficiente, hay algo más básico y más grande que provoca que el mundo esté en la situación catastrófica en la que está. Así, Veidt comienza a analizar la situación, se aleja de ella e intenta descifrar en frío cómo sería posible cambiar al mundo, mejorarlo. Veidt se da cuenta de que era necesaria una solución práctica de enormes dimensiones. La decadencia de la situación ya se la había pintado el Comediante en aquella reunión fallida de los Crimebusters a la que ya antes había hecho mención como muy sugerente para comprender a Veidt. “Alguien tiene que salvar al mundo” exclamaba angustiado en ese momento Capitán Metropolis, luego de que el Comediante haya despreciado a todos los presentes por no darse cuenta de cómo el mundo estaba, paso a paso, dirigiéndose a la auto-destrucción. Veidt abre los ojos tras esa experiencia y parece entender la verdadera dimensión del problema. Predice, de acuerdo a la situación social, que los enmascarados desaparecerán y se retira antes del acta Kenee, quedando como el único ex-enmascarado decente y respetable ante la sociedad. Aprovecha su fama para hacer fortuna y para darle lugar a un plan que ya ha estado planeando por un buen tiempo: para cuando renuncia a ser vigilante (1975) ya tiene comenzado su plan hace por lo menos 5 años: luego se sabrá que en 1970 compra secretamente una isla. Es decir, son por lo menos 15 años los que Veidt ha estado maquinando y llevando a cabo -paso a paso, lentamente- su plan. Así, confiesa haberle provocado cáncer a Wally Weaver (que muere en 1971), a Janey Slater y a Moloch, teniendo en mente desde ya la manipulación contra Manhattan para provocar que se vaya de la Tierra y le deje el camino libre a su plan. Así mismo, confiesa haber matado al Comediante, debido a que él -casualmente- descubrió lo que se estaba planeando en una isla (la isla de Veidt): en ella había “una colección de artistas y científicos desaparecidos, trabajando en una monstruosa nueva forma de vida” que luego sería teletransportada a New York; el propósito final de tal trabajo era el de obligar a los gobiernos del mundo a cooperar entre sí, dejando de lado sus enemistades, ante la convicción de que habían sido atacados por algo de otro mundo, y de que el ataque podría repetirse en cualquier momento. Esto le pondría fin a la situación de tensión del planeta, a la constante sensación de que en cualquier momento todo se puede destruir. Veidt pretendía lograr aquello que consideraba que Alejandro no había logrado: una unidad del mundo. (Los detalles de la criatura y de las consecuencias de su teletransportación a New York los trataré en el post sobre el último capítulo.)